Sábado 03 de Diciembre de 2011
Los `80 y Los `90
Para los que tuvimos la oportunidad de vivir la época de los `80 y los `90, sabemos
que días como aquellos, fueron quizás, los mejores momentos que pudimos
transitar en los últimos tiempos. No sólo marcaron instantes de una excelencia
musical casi perfecta sino, también allí fue donde renacieron artistas (en todos
sus géneros) de enorme calidad. Flashdance y Breakdance adornaban la agilidad de
la pista cuando, en los boliches del mundo, los bailarines se quebraban en
movimientos completos que el público solía imitar. Olivia Newton John rodando
Xanadù con The Electric Light Orchestra fue otro suceso. Por otra parte Flash
Gordon con la banda de sonido de Queen enloqueciendo con la armonía perfecta de
sus canciones fue record en el cine mientras la música de la banda se
manifestaba en enorme trayectoria hacia lo largo de las dos mejores décadas.
Los `80 y los `90 no sólo fueron decenios de exquisitez cultural, también marcó
presencia de eclosión social. La vestimenta y la forma de pensar se manifestaron
en un espacio de total libertad y creatividad.
Hubo lugares característicos que identificaron a aquella época, por sobre todas las
cosas en nuestro país. ¿Cómo no olvidar el centro icónico de Pumper Nik con su
hipopótamo distinguiendo la importante cadena de hamburguesas? El helado de
pistacchio y crema del cielo (muy de moda en la temporada) era el clásico de la
noche de verano porteño. También existía la gaseosa “Gini”, una rica combinación
de efervescencia y limón. El CD no existía, sólo había cassettes y algunos
discos de pasta, quedado de años atrás, mientras surgían frases tales como
“¿Curtimos unas papas fritas?”, “¿Sos snob?”, “Qué pálida, qué bajón” o “Me
gustan los fierros”. Sobre esta última diremos que, algunos coches de la línea
Citroen “Rana” o “Ami 8”, todavía se desplazaban por la ciudad y los “Fititos”,
generalmente conducidos por la juventud, echaban fuego con la temperatura de su
motor, mientras apuraban a su paso y elevaban su estirpe frente a los coches más
modernos “¿Y qué, vos tenès uno más nuevo, pero mi `Fitito` nunca me abandona?”,
y allá a lo lejos, el pobre se ahogaba en la competencia mientras los demás se
doblaban en carcajadas.
Lindos momentos, si los hubo, los vivimos muy a menudo por aquellos tiempos, y
allí marcaron un período especial.
Hoy en día se habla de “Ochentoso”, como si hubiera que destacar ese término por
sobre las demás décadas. Ochentoso es ser creativo, distinto, sensible,
intelectual y libre. Es haber disfrutado aquellos tiempos y hoy poderlo contar.
Es haberse divertido sanamente al inventar un encuentro que llamábamos “Asalto”
y éste era la excusa perfecta para compartir,
comer algo y bailar en la casa de algún amigo. A veces supervisado por la mirada
de algún mayor, porque antes casi todo se controlaba y existía más presencia del
cuidado. Si nos daba vergüenza, que nuestro padre estuviera allí, le hacíamos un
gesto y el padre cómplice lo comprendía, se retiraba y seguía el baile. No
éramos estùpidos, éramos más sanos y llegábamos cansados a la madrugada por
haberla pasado bien. Sin copas de más, sin mezclas raras, sin agravios, y con el
corazón contento.
Los recuerdos que, muchas veces, permanecen lo hacen quizás porque la hemos
pasado bien. No sólo significa deleitarnos con una simple canción, es también
rememorar con alegría pero también con cierto resabio a tristeza aquellos
tiempos que ya no están. En ellos, sentimos que una parte de nuestra vida se
licuó. Los años fugazmente se esfumaron pero, en el arrebato de lograr que
nuestros mejores momentos se perpetúen, encendemos el Mp3, la PC o el equipo de
música, y allí están ellos, todos nuestros recuerdos más preciados. Esos que nos
invitan a retroceder cuando teníamos lo mejor de nuestra vida. |